A los cuarenta días de la Resurrección, Jesús asciende al Padre; y lo hace para poder participar de la gloria que un día tenía, antes de todo. El ciclo de Jesús concluye y se abre el ciclo de la Iglesia… La Ascensión es la bisagra que cierra una puerta y abre otra.
Y Jesús, desde allí, nos tiende una «cuerda», para agarrarnos fuertemente a ella y poder subir junto a Él, ya que la vida es un ir subiendo poco a poco. Una cuerda resbaladiza donde hay que ir generando seguridades: pequeños nudos, que nos hacen escalar sin miedo y poder reposar el esfuerzo.
Jesús nos ha invitado a CREER, a BAUTIZAR y a PROCLAMAR. Porque Él no se va del todo. Se queda muy cerca.
¡Sigamos JUNTOS este camino!